La burbuja y la electricidad

En estos momentos, todo lo que la jueza Laura Taylor Swain tiene frente a sí es el barco del acuerdo que hace aguas, y que a punto está de zozobrar, escribe Mayra Montero

31 de agosto de 2025 – 1:00 AM/ Por: Mayra Montero

No creo que, a nivel general, la población esté muy enterada o preocupada por lo que está pasando en torno a la deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica y, al mismo tiempo, el enfrentamiento, ya en los tribunales, entre el gobierno y LUMA.

Dos noticias como dos petardos que explotaban esta semana.

Por un lado, se anunciaba que varios fondos de inversión que integraban el llamado grupo mayoritario de bonistas de la Autoridad, encabezados por lo que este periódico denominó “el gigante institucional” BlackRock Financial Management, habían retirado su respaldo al pacto suscrito con la Junta de Control Fiscal, poniéndose así del lado de los malos, que son aquellos que rechazan el plan de ajuste y exigen que se les pague una suma imposible.

Me imagino que el hecho de que dos grandes grupos se unan en un mismo reclamo, cabildeando juntos y compartiendo estrategias y gastos legales, supone un problema mayúsculo para la Junta Fiscal —o lo que queda de ella–, que técnicamente sigue a cargo de defender los intereses de Puerto Rico en este litigio. Para la jueza Laura Taylor Swain la situación también tiene que ser decepcionante, ya que ha invertido mucho tiempo y recursos en darle largas al asunto, facilitar la mediación entre ambas partes y ordenar por las buenas —y a veces por las malas— que le acabaran de presentar un plan de ajuste consensuado. Eso no fue posible porque a última hora los buitres de siempre pedían más. De modo que, en estos momentos, todo lo que ella tiene frente a sí es el barco del acuerdo que hace aguas, y que a punto está de zozobrar.

El grupo mayoritario de bonistas, que parecía estar conforme con el acuerdo al que había llegado con la Junta hace dos años, habrá visto que no vale la pena jugar a ser razonable, ya que, si como se espera, el presidente Trump nombra a la Junta a personas más afines a los acreedores y más dispuestas a complacerlos en una negociación, tendrán la oportunidad de cobrar más.

Ni cortos ni perezosos, eso mismo es lo que han dado a entender en una petición que remitieron a la jueza Swain esta semana de locura. En ella le indican que lo mejor es no continuar adelante con los asuntos procesales de la quiebra de la corporación pública, y esperar a que se reconstituya la Junta (que ya pueden imaginarse ustedes cómo se va a reconstituir), pues el plan de ajuste que estaba sobre la mesa es fiambre-cadáver, tomando en cuenta que el grupo mayoritario de bonistas, que como dije estaba negociando con la Junta, se pasó al otro bando y ahora forman un batallón del 90% de los acreedores, decididos a bombardear cualquier acuerdo que consideren lesivo para sus bolsillos.

Dentro de ese escenario, ya de por sí complejo, surge la demanda radicada por LUMA contra la Autoridad de Alianzas Público Privadas. Esta demanda fue presentada en el tribunal de Título III, y aunque algunos opinaron que la jueza Swain no atendería el reclamo del operador eléctrico, pues sí decidió hacerlo, refiriéndole el caso a la magistrada Judith Dein, quien colabora estrechamente con ella. LUMA alega que no ha recibido cooperación del gobierno ni de “la vieja guardia” de la AEE, y que por el contrario ha sido víctima persistente de un boicot que incluye el descrédito —la mala prensa y el mal ambiente—, en aras de que resulte más fácil devolverle la corporación al gobierno.

En el centro de esa controversia está la promesa de la gobernadora de que sacaría a LUMA tan pronto ganara la gobernación, una promesa que luego matizó y va a tener que seguir matizando, puesto que ahora, con esa demanda de por medio, el conflicto se desliza hacia una guerra abierta en la que ambos, el operador privado y el gobierno, tendrán que invertir recursos y energía, y nosotros, afligidos consumidores, asistir impotentes al desarrollo de las hostilidades.

Ante un panorama confuso para el público general, plagado de demandas, mociones y alegatos sobre la “decrepitud” (que dijo LUMA) del sistema eléctrico, cada vez más hogares, miles y miles de abonados, ven la salvación en las placas solares. Pero sospecho que, de un modo u otro, nadie se salvará de tener que poner su granito de arena en el pago de la deuda. Esa deuda fue contraída por ineptos o corruptos en nombre de todo el país, y todo el país, quede como quede el plan de ajuste, tendrá que responder por ella.

Para colmo, varios expertos han indicado que es urgente robustecer el sistema de distribución, que sí que es muy frágil, en vista de que antiguamente la energía viajaba en una sola dirección: de la planta generatriz al consumidor, pero ahora como quien dice hay dos carriles, uno que viene y otro que va, que es el de la energía que devuelven los hogares con placas solares. Ante la proliferación de estos sistemas, se necesitaría modernizar las líneas para que resistan el tráfico y no surjan los problemas de voltaje que ya existen. Se trata de esos apagones que no lo son del todo, en los que la nevera se ilumina pero no enfría, y en los que el abanico se mueve pero no refresca, todo en cámara lenta mientras los equipos chillan.

Lo anterior lleva a pensar que vivimos inmersos en una especie de burbuja, una pompa de jabón, abalorios y espectáculo, solo a merced de que una mano le pegue un alfiler y la haga reventar.