Lee la columna de opinión del periodista, Rafael Santiago Medina
- Rafael Santiago Medina, periodista
- 29/10/2025
Por su función fáctica asociada a la calidad de vida en la sociedad, la electrificación tiene una misión humana intrínseca. No se trata de una función estrictamente tecnológica y de carácter económico. Hay algo humano en su función en la sociedad. Únicamente hay que mirar las vidas de personas enfermas que dependen de equipos médicos eléctricos para vivir. Por no considerar otros aspectos de la necesidad de la electricidad para una cotidianidad con calidad de vida para el ciudadano.
Teniendo la electrificación un fin humano y social, el enfoque de su desempeño va más allá de lo económico. Cumple un papel vital en el bienestar común. Ese punto de miras parece haberse perdido con la privatización del sistema de electrificación en Puerto Rico. Se ha ido difuminando su enfoque humano. Únicamente se mira el aspecto técnico y económico.
La gobernabilidad humana y social del sistema de electrificación necesita una estructura administrativa. No obstante, esta estructura administrativa tiene que ser sencilla y manejable para que sea eficiente. Sin embargo, el sistema de electrificación de Puerto Rico se caracteriza por ser una maraña burocrática inmanejable e ineficiente para una privatización fragmentada del sistema en dos empresas: LUMA Energy y Genera Puerto Rico.