Lo que debe saber de la fibrilación atrial y apoplejía (Stroke)
Por: Dr. Gilberto Rivera Gautier, M.D., F.A.C.C., R.P.V.I
Cuando el corazón late demasiado rápido o lento de forma irregular; hablamos de arritmia cardiaca. Si esto incluye fallos en las señales eléctricas que hacen temblar los músculos superiores del corazón, y alteran el bombeo de la sangre; hablamos de Fibrilación Atrial (FA).
La FA es la arritmia cardiaca crónica más común y afecta de 2 a 6 millones de personas en los Estados Unidos, según datos del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades en 2015. También, uno de los tipos de arritmias más comunes en la Isla, según la Asociación de Cardiólogos de Puerto Rico.
El aumento de la presión arterial (hipertensión), la obesidad, la respiración que se detiene al dormir (apnea obstructiva del sueño) y la diabetes; están entre los factores de riesgo asociados al desarrollo de FA. También, las enfermedades coronarias, fallos o enfermedad de válvulas cardiacas, tener más de 75 años de edad, enfermedad de tiroides, cirugías cardiacas, uso de alcohol y otras drogas.
La FA se clasifica como paroxísmica (si dura menos de 7 días), persistente (más de 7 días) y permanente (si se mantiene a pesar de intentos de ser controlada mediante procedimientos o medicamentos).
Aunque esta arritmia puede presentarse sin síntomas, puede identificarse de forma incidental durante un examen físico o pruebas rutinarias del médico. Los posibles síntomas asociados pueden ser, desde leves: sensación de palpitaciones rápidas, agitación o cansancio; hasta síntomas severos como: fallo cardíaco, angina descontrolada, apoplejía o “stroke”.
La apoplejía o “stroke” está entre las complicaciones más temidas asociadas a la FA. Esta ocurre cuando se forman coágulos dentro del corazón, que viajan a través de las arterias, y cortan la circulación cerebral lo que ocasiona un infarto. Un infarto puede tener repercusiones muy serias como pérdida de funciones motoras de forma permanente, pérdidas sensoriales, cognitivas y hasta la muerte.
La evaluación médica de la condición debe incluir: identificar factores predisponentes, historial de eventos cardiovasculares previos, tratamientos recibidos y su efectividad, historial de uso de anticoagulantes o contraindicaciones.
Un examen físico médico ayuda a identificar arritmias por medio de la palpación de los pulsos arteriales y la auscultación del corazón, así como detectar indicadores de insuficiencia cardiaca o complicaciones asociadas a la formación de coágulos en el corazón. El electrocardiograma (ECG) es un estudio útil para evaluar el ritmo cardíaco y se puede realizar de forma sencilla en la oficina médica. Otros estudios que se utilizan en la evaluación incluyen: el ecocardiograma (sonograma del corazón) y el Holter (monitor cardíaco portátil).
El tratamiento de la FA se basa en a dos aspectos principales: el control de la arritmia que incluye control de la frecuencia cardiaca o eliminación de la misma y el uso de anticoagulantes para evitar las complicaciones asociadas con que se formen coágulos dentro del corazón.
Se puede lograr el control de la arritmia con medicamentos orales o intravenosos y ayudar a controlar la frecuencia cardiaca o incluso lograr que el corazón regrese a su ritmo original (cardioversión). La cardioversión eléctrica se utiliza en personas que llevan menos de 48 horas con la arritmia o que tienen evidencia de inestabilidad en el ritmo circulatorio de la sangre (inestabilidad hemodinámica) como: fallos cardiacos o hipotensión. Esta suele ser muy efectiva y se realiza con un equipo desfibrilador que, mediante unos electrodos puestos en el pecho del paciente, administra una descarga eléctrica que reorganiza la actividad eléctrica en el corazón.
El autor es miembro de la Board Certified in Internal Medicine and Cardiovascular Diseases y tiene oficina médica en la suite 516 de la Torre Auxilio Mutuo en San Juan.